Todo sucedió en una semana

Hay veces que ni siquiera se como paso… Todo fue en tan poco tiempo que los recuerdos que vienen a mi memoria suelen impresionarme… así como si se tratara de algún objeto que simplemente ya no sirviera, impotencia y dolor es lo que siento cuando lo pienso nuevamente.
Sucedió cuatro días antes de mi cumpleaños, fue muy duro no solo para mí sino para toda mi familia; la persona quién solía encabezar las mesas durante las cenas, quien dirigía si algo salía mal, por quien nos reuníamos todos los domingos y las celebridades más grandes… sencillamente ya no estaba.

Aun me reprocho el no haberla visto la última navidad que pudimos pasar juntas, solo una llamada telefónica me bastó y quién diría que un mes después ella no estaría mas entre nosotros… recuerdo que para esta fecha, mamá y papá nos preguntaron si gustábamos ir mis hermanas y yo donde mi abuela pregunta a la que respondimos que “no” porque teníamos otra reunión.
Ellos fueron y estuvieron con ella mientras nosotros estábamos en otro lugar en esta susodicha reunión que estúpidamente luego llamaríamos “pérdida de tiempo”; y aunque en su voz notábamos cierta diferencia al hablar porque solía agitarse demasiado al hacerlo, en esos momentos no se nos cruzó por la mente que sería algo tan grave y es que en realidad lo era! Esa maldita enfermedad llamada Fibrosis Pulmonar, la que no conocíamos hasta que tuvimos que afrontarlo con la persona que más amábamos… esta hace que los pulmones pierdan su textura y va volviéndolos rígidos como una piedra impidiendo que la cantidad de aire necesaria ingrese a ellos.

Mamá no dudo ni un segundo en llevarla a realizar unos exámenes, y es que era justificable, por su madre daría todo y hasta el tiempo que pasaría junto a ella no sería nada comparado al imaginarse que la perdería. Lamentablemente en los lugares a los que la llevaban no podían deducir que era lo que le ocurría, tiempo suficiente para que esta avance y siga oprimiendo su respiración lentamente.

Con el pasar de los días, ella recayó por una fuerte bronquitis… la misma que ayudaría a que todo se complique aún más de lo que ya estaba. Llegamos al Seguro y allí fue donde nos dieron la desagradable noticia de lo que tenía, pidieron internarla inmediatamente y diagnosticaron que si llegaría a necesitar oxigeno a partir de ese momento los días en su vida serían pocos.

Ella entró muy alegre al hospital; riendo con las enfermeras, fastidiando a los doctores, pidiendo que no le vayan a traer las “cochinadas” que se comían ahí o bueno… así lo llamaba ella. Toda la familia iba viniendo para verla y preguntándonos ¿cómo? Y aunque ella trataba de demostrarnos lo fuerte que era se reflejaba en su rostro el temor de que algo le sucediera. Al verla en esa cama, podía sentir como mi mundo se desbarataba y no quedaría nada si ella no se quedase conmigo; solo hubo un día que no pude ir donde ella así que decidí mandarle una carta donde le decía cuanto la amaba y que esperaba que se recupere pronto para celebrar juntas mi cumpleaños… al siguiente día en cuanto la ví, sacó la carta de un velador que tenia junto a su cama y me pidió que se la leyese y respondió prometiéndome salir de ahí, promesa que obviamente quedó sin cumplir.

Regresaba relativamente temprano del hospital a casa para poder cuidar de mi pequeña hermana, pero no puedo olvidar cuando mamá regresaba lo desesperada que corría a los brazos de papá buscando apoyo al ver que su madre iba alejándose poco a poco de nosotros, la manera desconsolante en que lloraba… realmente empezamos a sentir que algo ya no andaba bien.

Los últimos 5 días de ella con nosotros fueron muy tensos, tengo el recuerdo fotográfico de entrar a su habitación y verla con el oxigeno puesto… cuando lo hice solo pude ir donde nadie me escuchase con mi hermana la mayor y llorar y gritar sabiendo que era lo ultimo que quedaba de ella, no podía creer lo que estaba pasando y tan solo tenia 14 años. Era espantoso cuando tuvimos que vivir la horrible experiencia de ver como le cambiaban los tanques de oxigeno y como se desesperaba porque le quitaban la mascarilla de aire… no aguantábamos, nos sentíamos traumados de estar atravesando por tan dolorosos días. Me senté a su lado, lloraba y la miraba como diciéndole “no te vayas, te necesito” y recuerdo sostuvo mi mano y me hizo una seña de “no llores”, yo le respondía que no podía… que la quería demasiado fue entonces que me acerco a su rostro y aun escucho claramente cuando me respondió: “YO TAMBIÉN”

A mitad de semana recuerdo, alrededor de las 10:30 de la noche… estábamos afuera del hospital tratando de tranquilizarnos un poco y nos informaron que le harían el traslado a UCI, cuando eso sucedió, todo lo que nos quedaba se derrumbó, no esperábamos ya nada solo la inútil noticia que nos dirían que falleció. Teníamos que lavarnos las manos al entrar a esa unidad, solo 5 minutos podíamos verla y ví una lagrima en una de mis tantas entradas caer por su mejilla… me di cuenta que ella también sufría y puta madre fue lo peor que pudo sucederme.

No duró mucho y todo se complico, ya todo esfuerzo era en vano… culminaron los 5 días y llamo mama a casa diciéndonos que ya no estaba más, corrimos al hospital a abrazarla y sentir como nos unía aun más su ausencia… ya todo el resto era la tradición que se seguía y lo extremadamente raro fue que en su velorio todos los primos nos reunimos y nos reíamos tanto… ella pidió en sus últimos momentos que pudo hablar que no lloremos y que mantengamos su alegría que ella nos contagiaba.

Eso me dio motivo suficiente en no creer en las tonterías esas de fiesta rosa para los 15 años… tuve y tengo el dolor aun de todos estos recuerdos… se que ella sigue presente en mi memoria y sigue tocando mi corazón como lo hacia cuando la veía sonreír.